Fin de febrero electoral


“Con una reforma política aún incompleta, estas elecciones sí traen otro cambio de importancia. Partido que no pasa la valla de 5% y 5 congresistas electos, desaparece”.

Termina febrero electoral sin candidatos presidenciales definidos para la segunda vuelta. Cuando el que más adherentes tiene bordea el 10% de la intención de voto, nada está dicho. Las elecciones peruanas siempre son inciertas, pero esta vez lo son más que nunca.

De los 18 candidatos presidenciales, podría uno atreverse a excluir unos 8, pero de los 10 restantes, cualquier cosa puede pasar. Lo peor podría ser tener dos candidatos en segunda vuelta que no sumen ni el 25% del electorado en la primera ronda.

Leía lo que escribí el 2016 por esta fecha. La campaña, como hoy, se centraba en tachas y exclusiones y en el plagio de Acuña que hoy parece olvidado en la conciliación extrajudicial y el silencio comprado. A Guzmán, camino a la exclusión, sus adversarios lo descalificaban llamándolo “Guzmala”.

Qué lejos están los días en que Alan García creía que podía ganar votos atacando al presidente en ejercicio y a su esposa. Como el alacrán sobre el sapo, terminó hundiéndose en el río con los monstruos que él mismo se había inventado. Su partido apenas pudo pasar la valla.

Aunque hoy parezca increíble, hace 5 años creíamos que venía una gran reforma política; que sería el fin de los partidos vientre de alquiler y que ese ocaso auguraba una mejor democracia. Qué error. En marzo se excluyó a Acuña y Guzmán y la campaña empezó de verdad.

Tres punteros, Fujimori, Kuczynski y Mendoza se llevaron más del 60% en primera vuelta con el reacomodo posterior al hueco que dejaron. Esperemos que, esta vez, el JNE haya aprendido la lección y no excluya a nadie.

Dos hechos significativos alterarán el resultado del 2021, sin remedio posible. Primero, la pandemia y sus protocolos que saca a los candidatos de las calles y, muchas veces, los invisibiliza. Segundo, las prohibiciones de financiamiento privado para radio y televisión.

La reglamentación da ventaja a los partidos en el actual Parlamento. Todos los partidos tienen 1,590,000 soles en publicidad contratada en la ONPE, pero los que pasaron la valla en enero del 2020 pueden quintuplicar eso. Así, Acción Popular tiene 7,800,000 soles para publicidad y APP tiene 7,200,000. Nadie puede contratar por su cuenta y eso les da una evidente ventaja que, en el caso de AP, se empieza a notar y le dará mas aire para la recta final.

Con una reforma política aún incompleta, estas elecciones sí traen otro cambio de importancia. Partido que no pasa la valla de 5% y 5 congresistas electos, desaparece. Solo puede volver a inscribirse con una militancia activa del 1% del padrón electoral, lo que será unas 25,000 personas.

Viendo la asistencia de la militancia que escogió candidatos en las primarias de octubre, el número parece, para algunos, imposible. Mucho habrá de morir, para no volver a nacer. Y será bueno.

Por ahora, Mendoza iba sola por la izquierda hasta que apareció Lescano, con un pie también en el centro, y le arrebató el voto del sur. Fujimori iba sola por la derecha, hasta que apareció López Aliaga con un mensaje disruptivo, polémico y mucho más conservador.

¿El sector A abandonará a Keiko? Si del centro no emerge un candidato potente, la segunda vuelta se va a jugar en los extremos con un Congreso fragmentado en ocho o seis partes y un presidente electo lejos de una mayoría. ¿Cuál es la consecuencia? El clásico “yo te disuelvo versus yo te vaco” continuará de forma anárquica. Eso es lo que se está jugando.

El centro tiene a Forsyth en caída, un Guzmán que es el anticarisma personificado y un Acuña que no puede desenredarse cuando de millones se trata. Salaverry va hundiéndose cada día más con Vizcarra atado al cuello. Urresti tiene en López Aliaga un conservador autoritario más fino y tiene también atados al cuello a los Luna.

Humala tiene un antivoto gigantesco, aun desapareciendo a su esposa y todavía no logra convencer de que en su gobierno estuvimos mejor, argumento de todo expresidente. Sin levadura por el centro, este queque no levanta.

→ Rosa María Palacios / https://larepublica.pe/

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