Desiderio Blanco, investigador de la Semiótica
Un gran hombre que descubrió su propio programa narrativo
Entrevistar a Desiderio Blanco ha sido para mi profesión un valioso sello que difícilmente podrá desaparecer. Y ojalá que así sea. Creo que es difícil que un comunicador quiera parar una conversación con él, porque casi de inmediato querrá seguir escuchándolo, qué tal poder para contagiar su entusiasmo; qué sencillez para dar a conocer sus profundos conocimientos y tantos años de investigación en Semiótica. Es un maestro que recibió un don y que lo ha desarrollado de manera exponencial.
Desiderio Blanco fue Rector de la Universidad de Lima desde 1989 a 1994, período en el que realizó, como él mismo lo define, un trabajo administrativo, educacional, comunicacional, profesional y, sobre todo, de investigación. Esa experiencia no impidió su trabajo semiótico, por el contrario, estimuló siempre su vocación investigadora en esa área.
Se desempeñó quince años como Decano de la Facultad de Comunicación; fue, además, su gestor, promotor y fundador, con un grupo de profesionales del periodismo y otros profesores, quienes querían darle forma a lo que sería la Facultad, la primera que incorporó todas las áreas de comunicación.
En 1972, empezó a funcionar como Facultad de Comunicación, bajo la denominación de Programa Académico que había establecido el sistema de gobierno del entonces presidente General Velasco Alvarado, precedida por una Escuela Superior de Cine y Televisión, que ofrecía un poco más intensas. Organiza seminarios y coloquios, que no es poco.
En octubre se va a realizar el III Coloquio Internacional de Semiótica y Comunicaciones al cual está invitado el francés Eric Landowski. El profesor Landowski ha introducido en la Semiótica la noción de “presencia”, trabaja últimamente sobre los regímenes de “interacción” semiótica.
Nuestro entrevistado ha traducido ya tres libros de Eric Landowski al español: Presencias del otro, ya publicado, y Pasiones sin nombre e Interacciones arriesgadas, que están en vías de publicación por el Fondo Editorial de la Universidad de Lima, la editorial que más textos de Semiótica ha publicado.
En una entrevista a raíz de su libro Semiótica del texto fílmico, usted mencionó que la trayectoria de cualquier persona es un programa narrativo. Una transformación entre estados. ¿Cuál sería el programa narrativo de Desiderio Blanco?
Es toda una carrera; por eso es un programa narrativo, desde un estado inicial a un estado final. Siempre hay oscilaciones en la vida de una persona, de cualquier persona. En el área de la semiótica, me interesé primero por hacer crítica de cine, una crítica severa, exigente. Pero me di cuenta de que la crítica era siempre impresionista y que hacía falta una formación más sistemática para llegar a un análisis si no exactamente científico, por lo menos con modelos rigurosos. Quise hacer, por eso, una especialización en el área de Semiótica con los maestros de ese entonces (años 70), especialmente con Greimas y con Metz, en Francia.
En el seminario con Greimas, me encontré con Raúl Bueno; al regresar al Perú, juntos, preparamos el primer manual en español sobre Semiótica porque consideramos que era muy importante para que profesores y estudiantes tuvieran acceso a los conceptos fundamentales y a los modelos de análisis. Fue importante no sólo para el Perú sino para América Latina, porque ese libro recorrió desde México hasta Argentina. De él se hicieron tres ediciones. En estos momentos, se echa de menos la existencia de un nuevo manual universitario que incluya los nuevos aportes de la semiótica tensiva: semiótica de lo sensible, de los afectos, de las pasiones, de la presencia, de las interacciones…
La búsqueda del conocimiento debe ser fundamental en toda persona, lo cual supone algo importante para un Comunicador. Dentro del tema semiótico, ¿qué es lo que debe marcar la búsqueda del conocimiento de un profesional de la Comunicación?
Debe buscar la correcta comprensión de los mensajes y tratar que el análisis sea riguroso. La gente que cultiva la semiótica así lo hace o trata de hacerlo. Aunque mi carrera profesional no fue la Comunicación –entonces no existía tal carrera en las universidades– sino la Educación, en este ámbito lo he venido haciendo. Me he dedicado mucho más a formar Comunicadores que Educadores; nunca he trabajado en una Facultad de Educación. La mayor parte de los profesores que trabajan en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Universidad Católica y en otras universidades son egresados de la Universidad de Lima. La Universidad de Lima sigue apoyando el estudio e investigación de la Semiótica por aquellos que han recibido nuestra formación.
Luego de más de 30 años de trabajo semiótico en el Perú, aún hoy, en reuniones informales, encuentra personas que le preguntan qué es la Semiótica y cuando usted les dice que la Semiótica estudia los procesos de significación, le repreguntan ¿para qué sirve?
Sigue siendo así, porque es un proceso muy lento. La Semiótica es una disciplina especializada, se concentra en los ámbitos académicos, no se expande, no se difunde ni en el Perú ni en muchas otras partes. Por eso será muy lento que la gente común y corriente se interese por saber qué es la Semiótica y para qué sirve.
Esa pregunta hoy mismo tiene vigencia; tan pronto como uno se encuentra con alguien que te pregunta en qué trabajas y le dices que en el campo de la Semiótica, inmediatamente la nueva pregunta es: ¿y eso, 168 169 qué es? Y luego ¿para qué sirve?
¿Eso significa que la Semiótica de todas maneras exige cierto nivel de competencia para entenderla?
Por supuesto, como toda ciencia. Cuántos años tiene la física y solo es accesible a unas cuantas personas verdaderamente interesadas en conocerla, estudiarla e investigar en el ámbito que le es propio. Demorará mucho para que la Semiótica logre ingresar en las preocupaciones de la gente y para que la gente pueda darse cuenta de cuál es el servicio que puede dar.
Será necesario despertar la conciencia para que comprendan que los mensajes tienen que ser vistos con actitud crítica porque, recordando lo que decíamos al inicio de la entrevista, son estructuras de sentido, la noticia no es el hecho, el hecho se escapa, se va de entre las manos, la noticia es una construcción mental sobre el hecho y esa construcción ya es algo armado que no coincide con el hecho, nunca coincide, siempre hay un sujeto que la articula, que escoge, que adopta una perspectiva, un punto de vista y eso no está en el hecho, el hecho permite muchos puntos de vista.
Fuera del ámbito académico es difícil cultivar la Semiótica. El sitio de la Semiótica está, por ahora, dentro de las universidades; no podría masificarse, pues se perdería el rigor con la divulgación. Lo que se masifica se desvirtúa o es demasiado banal.
¿Cómo empieza Desiderio Blanco un primer día de clase de Semiótica a los alumnos de Comunicación?
La pregunta de rigor: ¿qué es lo que van a producir ustedes en la sociedad como comunicadores? y lo primero que ellos dicen es “mensajes”, y ¿qué es eso? ¿qué hay en el mensaje? así hasta que llegamos a descubrir la significación del mensaje.
Al comienzo es difícil, porque los jóvenes no están preparados para abstraer, quieren respuestas demasiado empíricas, recetas, pero necesitan abstraer; la abstracción es una operación del intelecto que elabora conceptos; las ideas son elementos abstractos. Con esfuerzo logramos la abstracción. Y todos somos capaces de hacerlo, sino no entenderíamos el mundo. No entenderíamos cuando decimos que “casa” son todas las casas, que “árbol” son todos los árboles, estamos trabajando con abstracciones; de lo contrario, tendríamos que ir nombrando uno por uno los millones de árboles que existen.
Todos los estudiantes que se interesan por la comunicación necesitan interesarse por la significación. La Semiótica, sin embargo, no es el fin, sino el medio para lograrlo. Pero, además, la Semiótica es apasionante, una vez que te coge no te deja. Es apasionante entender que el hombre es el único ser conocido que vive con sentido y que vive el sentido.
Decía Marcelo López en su artículo “Marketing semiótico: la respuesta final”, que hoy, para vender un producto, no importa lo que es, sino lo que significa, ¿qué encierra esta afirmación?
Compramos “sentidos” y “significaciones” y los productos son eso, significados, valores, que tienen una función práctica por un lado y una función simbólica, por otro. Un automóvil, por ejemplo, tiene la función práctica de medio de desplazamiento, y la función simbólica de “estatus”.
El valor simbólico tiene un alcance mayor que el valor práctico.
El campo de la Semiótica ¿qué otras disciplinas debería abarcar?
La semiótica tiene autonomía propia porque su “objeto” de estudio es propio –la significación– y porque tiene método propio: hipotéticodeductivo.
Y elabora modelos propios a fin de aplicarlos al análisis de los discursos. Pero la Semiótica establece relaciones con otras ciencias: la lingüística, en primer lugar, la filosofía, la sociología, el psicoanálisis, las ciencias cognitivas, entre otras. Por otra parte, las aplicaciones de la Semiótica son múltiples y variadas: allí donde haya sentido, puede intervenir la Semiótica: literatura, historia, sociología, política, comunicación, publicidad, prácticas significantes de todo tipo, desde un partido de fútbol hasta una procesión religiosa.
¿Hay alguna persona que ha entendido de otra manera la Semiótica dando más importancia a los signos que a la significación?
El estudio de los signos y de sus relaciones paradigmáticas y sintagmáticas es primero, y es importante, qué duda cabe. A ese estudio se dedicó, ante todo, C. S. Peirce, desde una perspectiva más bien lógica.
Obras como el Tratado de Semiótica General, de Umberto Eco, son de ese tipo: se centran en el estudio de los signos, de sus reglas de formación y de combinación. Esos estudios se sitúan en el nivel de las “gramáticas” de las lenguas.
Hoy en día, a esos estudios se les da el nombre de Semiología. Pero los “signos” son como las palabras, si no se usan, no dicen nada. Lo que finalmente importa es lo que se hace con los signos y con las palabras. Y lo que se hace son discursos, en los que se produce la significación. La Semiótica estudia la significación que se produce en los discursos utilizando los signos, claro está. Sin embargo, la Semiótica no es una disciplina que da reglas para usar los signos, como si fuese una preceptiva literaria. No se trata de eso. La Semiótica, como proyecto científico que es, describe, explica y predice. Esto último en la medida de lo posible. De todos modos, el conocimiento de los procesos semióticos da criterios, los que se pueden tomar en cuenta a la hora de producir mensajes.
» Adriana Herrera Anaya / COMUNIFÉ año 2008
Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Jefa de Prensa y Comunicaciones del ex Instituto Nacional de Infraestructura Educativa y de Salud (INFES), hasta su fusión con el Ministerio de Educación. Tiene un Diplomado en Inteligencia Emocional.
Especialista en terapia comuni-cacional para lograr la eficacia personal en el entorno laboral y social.
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