• Presentan Renacer, primer proyecto transmedia colaborativo entre Perú y Chile
» Estos últimos meses, universitarios de ambos países unieron fuerzas creativas, para llevar a cabo un proyecto transmedia, que relata 24 historias de sobrevivientes, peruanos y chilenos, de los más fuertes desastres naturales.
– El trabajo en conjunto permitió retratar los desastres naturales de ambos países y supuso un intercambio cultural entre los alumnos de la Universidad de Piura y de la Universidad de Los Andes, de Chile.
La idea de realizar un Collaborative Online International Learning (COIL) nació en junio de este año como iniciativa de los doctores Tomás Atarama y Margarita Monckeberg. De acuerdo con Sheyla Salazar, directora de Programas Internacionales de la UDEP, este tipo de trabajos colaborativos forman ciudadanos globales y mejores profesionales capaces de desenvolverse en cualquier parte del mundo, con la capacidad de encontrar soluciones, escuchar al otro y considerar diferentes puntos de vista.
Asimismo, el doctor Atarama expresó que este proyecto transmedia ha buscado incentivar en los alumnos una capacidad reflexiva para reconocer lo universal y trascendente en cada historia. También recalcó que es importante “un pensamiento estratégico para contar estas historias de acuerdo a las exigencias del actual ecosistema de medios, utilizando diferentes formatos para alcanzar a las audiencias”.
Así, los alumnos de Comunicación Digital y Comunicación Narrativa de la Universidad de Piura se juntaron con los alumnos de Periodismo Narrativo de la Universidad de los Andes para desarrollar este proyecto transmedia y plasmar todo lo aprendido en clases.
La colaboración internacional consistió en el intercambio creativo e informativo entre los alumnos de ambas universidades. En las primeras semanas del proyecto, los universitarios investigaron a profundidad el contexto de cada desastre natural para estar informados de lo sucedido y ponerse en el lugar de los hechos. Después de la recolección de información, se realizaron las entrevistas a los sobrevivientes y con sus testimonios se empezaron a escribir las historias.
“Uno de los objetivos del proyecto era que los alumnos pudieran reconocer el valor universal de la experiencia humana frente a la adversidad, por esto, los alumnos de Chile escribieron sobre las experiencias peruanas y los alumnos de Perú lo hicieron sobre las experiencias chilenas. Este reto permitió enriquecer la mirada sobre las historias y, a la vez, amplió los horizontes culturales de los alumnos”, precisó la doctora Margarita Mönckeberg.
La columna vertebral de este proyecto son las 24 historias que se difunden a través de diferentes puntos de contacto para enriquecer la experiencia de la audiencia. En este sentido, los alumnos no solo tienen que escribir, sino también adaptar el contenido a diferentes formatos y plataformas.
Facebook, Instagram, Twitter, Spotify, Youtube, Tiktok y la página web del proyecto, son los puntos de contacto por los que se difundirán las historias y, a su vez, se entrelazarán como todo un universo. Por ejemplo, uno puede empezar leyendo una de las historias en Twitter y terminar en Youtube, o empezar en Facebook y terminar en Spotify.
De esta forma, este proyecto transmedia espera llegar a cada rincón y a cada espectador, independientemente de los medios que consuma, o de si es tiktoker o un lector de un diario impreso. Pues estas historias tienen como objetivo llegar a la sensibilidad de cada uno, para que conozcan a los 24 rostros detrás de estos textos y se tome conciencia de lo que es un desastre natural.
24 historias por descubrir
El proyecto Renacer reúne las 24 historias de los sobrevivientes de diferentes desastres naturales en Perú: el fenómeno del Niño, las heladas en los Andes y el terremoto de Áncash; y en Chile: el aluvión de Antofagasta, la erupción del volcán Chaiten y el terremoto del 2010.
En las historias, se muestra al hombre en una posición vulnerable frente a la fuerza de la naturaleza. Luego de los desastres naturales, los protagonistas de estas historias tuvieron que empezar de cero. Este es el caso de Carlos Alberto Paz, agricultor del distrito de Cura Mori, quien vivió las inundaciones causadas por el fenómeno del Niño en el 2017 y fue uno más de los 427 693 afectados en la región Piura.
También está la historia de Rolhy Joel Pumatintaya, técnico de maquinaria pesada que creció y vivió en Puno. Él fue testigo de las consecuencias de las devastadoras heladas de los Andes, las que le arrebataron todo por lo que tanto luchó por conseguir. Este fenómeno causó la muerte de 49 personas y puso en una situación de alto riesgo a otras 64 247.
Otra historia de superación es la de José Antonio Salazar, sobreviviente del terremoto de Ancash de 1970, que enlutó a todo el Perú. Con tan solo 15 años, José perdió todo a lo que estaba acostumbrado y, siendo el menor de los tres hermanos, se encargó de proteger a su familia y luchar por que el pueblo de Áncash renaciera y fuera respetado por los reconstructores del gobierno de Velasco Alvarado.
El proyecto Renacer muestra también la perspectiva de los chilenos frente a los desastres naturales. Por ejemplo, está el caso de Verónicas Rojas, una joven de 15 años que, junto con su abuela, vivió el aluvión de Antofagasta de 1991 y sintió gran impotencia por lo sucedido, de manera que surgió en ella un sentimiento de solidaridad con los sectores más afectados por la furia de los aludes de barro.
Ruth Peranchiguay también sintió gran impotencia. Junto con sus dos nietos, vivió la gran erupción del volcán Chaitén el 1 de mayo de 2008. La familia lo perdió todo y junto con otras 4000 personas tuvieron que evacuar.
En el caso de Juan Pablo Correa, el histórico terremoto de 8,8 en la escala de Mw en Chile (2010) lo puso en una gran encrucijada. Este militar de las Fuerzas Armadas chilenas vivía en la capital de Santiago y quería ir a ayudar a los 500 000 hogares afectados de las zonas rurales, pero a la vez deseaba resguardar a su familia. Tomó la decisión de ayudar a las víctimas y a pesar de que en el camino se enfrentó a diferentes obstáculos no abandonó su misión. Este terremoto se llevó la vida de 523 chilenos y dejó 2 millones de personas afectadas.
Todas estas historias, de sobrevivientes chilenos y peruanos, han sido publicadas con mayor detalle desde las cuentas del proyecto Renacer en los diferentes puntos de contacto. Allí, cada una de ellas utiliza las herramientas de cada plataforma para explotar su valor transmedia, ofreciéndole a la audiencia una experiencia diferente y con información de primera mano.
La mirada de los creadores
El proyecto transmedia Renacer ha sido una nueva experiencia para los alumnos de la Universidad de Piura y la Universidad de los Andes. De acuerdo con Alejandra Vásquez, alumna de la Universidad de Piura, este proyecto ha sido una experiencia muy enriquecedora, ya que le permitió salir de su zona de confort y la hizo ponerse en el lugar de los sobrevivientes.
“Toda mi vida en el colegio no vi el verdadero rostro de los temblores, los simulacros eran risas con mis compañeras, pero desde que iniciamos este proyecto me di cuenta de lo impactantes que pueden llegar a ser para los afectados”, manifestó.
Del mismo modo, el alumno Miguel Astudillo indicó que esta experiencia ha sido todo un desafío para él, debido a que tenía que informarse a profundidad sobre los desastres naturales que no vivió en carne propia, y le demostró que no existen fronteras para poder empatizar con otras personas. “Pese a los desastres siempre se encuentra la fortaleza para salir adelante y superarnos, tal y como lo hicieron los sobrevivientes de estas 24 historias”, agregó Miguel.
Por el lado de la Universidad de los Andes, la alumna Carolina Aliste explicó que existen muchas diferencias entre los desastres de Perú y Chile, pero que tienen algo en común: la solidaridad que caracterizó a la ciudadanía y la ayudo que se recibió de los países vecinos.
Carolina subrayó que, tanto en el terremoto de 2010 en Chile como en el fenómeno del Niño, la sensibilidad humana se apropió de todos los ciudadanos y prevaleció la unidad.
“Como en el futbol, frente a un desastre natural todos olvidamos nuestras diferencias y jugamos por un mismo objetivo: renacer de la adversidad”, reflexionó la alumna.
Sofía Pedrero también rescató el valor humano que prevalece en todas las historias del proyecto y aseguró que se trata de un proyecto que demanda mucho tiempo, dedicación y, sobre todo, empatía al momento de analizar los testimonios.
En esta misma línea, Sofía reconoció que la virtualidad permitió interactuar con estudiantes internacionales y desarrollar este proyecto sin fronteras. “Es muy interesante que gracias a la pandemia hayan surgido estas instancias, pues se pueden difuminar todos los kilómetros que nos distancian tan solo con una videollamada”, continuó.
Los alumnos de ambas universidades consideran que este proyecto colaborativo los ayudó significativamente tanto en su lado profesional como en el humano.
Se puede ingresar a vivir la experiencia de este proyecto a través de su página web www.proyecto-renacer.com o en las diferentes redes sociales que expanden las historias.
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