• Ortega vuelve a superar a Somoza con el destierro de los 222 presos políticos
• Somoza confinó a 22 opositores, entre ellos el mártir Pedro Joaquín Chamorro, pero no los despojó de su nacionalidad, ni los sacó del país.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo rebasa todos los límites en prácticas que organismos de derechos humanos han calificado como aberrantes. Con el destierro de 222 presos políticos, a quienes montó en un avión esta mañana y expulsó a Estados Unidos, supera a la misma dictadura que el Frente Sandinista derrocó en 1979.
La expulsión y el confinamiento de enemigos políticos fue por muchos años un castigo al que recurrió la dictadura de la familia Somoza. En 1937, el dictador Anastasio Somoza García desplazó forzosamente al poeta Manolo Cuadra por sus escritos subversivos.
Cuadra fue enviado a Corn Island, por entonces una isla lejana y solitaria y después a Costa Rica. Uno de los confinamientos más conocidos de un personaje respetado en la Nicaragua de la época, cuyos destinos decidía el dictador y su parentela. Pero no fueron los únicos.
El 14 de julio de 1944, estudiantes universitarios, abogados y políticos de otros partidos, en total 22, fueron confinados a Corn Island también, por orden de Somoza. Pero aquella dictadura, no mandó a esos 22 opositores a otro país como lo hizo esta mañana el régimen Ortega-Murillo.
Otro confinamiento emblemático destacado del somocismo fue contra el Mártir de las Libertades Púbicas, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, a quien confinó a San Carlos en 1957.
LOS DESTIERROS DE ORTEGA
La expulsión y destierro de tres artistas el año pasado a quienes Ortega y Murillo consideraron opositores también “subversivos”, siguen quedando corto a la par del destierro de esta mañana de los presos políticos nicaragüenses.
El 22 de abril del año pasado, el régimen expulsó del país a los productores musicales de SaxoProducciones y del vocalista de Monroy&Surmenage, Josué Monroy.
La doctora Vilma Núñez, del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), dijo entonces a DESPACHO 505 que los artistas fueron víctimas de un grave delito: “Fue extorsión decirles ´fuera del país o la cárcel´”.
“Echar a un nicaragüense de su propio país, no solo es un delito, es una monstruosidad”, agregó Gonzalo Carrión del colectivo Nicaragua Nunca+ que funciona desde Costa Rica debido a la persecución política.
Ley en mano, los defensores de derechos humanos dejaron claro en ese momento que las autoridades del régimen no podrían explicar con racionalidad legal el exabrupto cometido en aquel momento contra Salvador Espinoza, y Xóchilt Tapia, quienes fueron sacados de una celda de El Nuevo Chipote y llevados al aeropuerto para salir de su propio país.
Monroy fue expulsado hacia El Salvador por tener esa nacionalidad junto a la nicaragüenses, y el productor Leonardo Canales, fue deportado a Costa Rica, diez días después que la policía del régimen los secuestró, el 12 de abril, exactamente un Martes Santo. En ese momento, ninguno tenía algún proceso migratorio abierto, ni de revisión, ni administrativo.
“NADA CLARO”
Expertos en temas de migración consultados por DESPACHO 505 dicen que todavía es muy pronto para hacer un análisis a la figura de “deportación” de la que está hablando el régimen. “Todavía no queda claro nada de lo que se ha hecho, ¿Qué leyes?¿Qué mecanismos se usaron para esta decisión?”, se preguntó.
Organismos de derechos humanos han criticado la acción, con base a que todo lo actuado esta mañana, se suma a las violaciones de derechos humanos y al debido proceso cometido contra cada uno de los más de 200 casos.
“No hay que olvidar que este nicaragüense tiene familia, tiene arraigo, bienes. No es así que lo vas sacar del país de la noche a la mañana”, dice una abogada.
La especialista agregó que lo hecho hace algunas horas, podría explicar en parte los apuros del régimen para aplicarle penas accesorias a los condenados en el que le suspendían sus derechos ciudadanos de forma perpetua y el impulso también, esta mañana de “una disparatada reforma a la Constitución que busca legalizar el adefesio de una figura de deportación a un nicaragüense de su propio país”.
A Daniel Ortega los años le pasaron factura», asegura experta »
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