Las protestas en Perú sorprenden por su duración, simultaneidad y la ausencia de líderes políticos o civiles visibles.
Los manifestantes, en su mayoría de regiones andinas y excluidos del progreso económico, se confrontan con un sector urbano excluyente que los enfrenta con estigmatización y represión.
En un país con medio centenar de pueblos indígenas, el clasismo y el racismo han inclinado la balanza para determinar quién puede protestar o quién merece vivir.
» Ver informe de Elizabeth Salazar / #CONNECTASHub
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