» Hace unos días me tocó exponer para una universidad en Costa Rica sobre las perspectivas latinoamericanas de la transformación digital hacia el 2025. Un análisis interesante, pero desde mi lectura de la realidad, no muy optimista. Especialmente en aquellos países donde se carece de un sistema de partidos políticos sólido y donde se lleva a cabo un proceso electoral. Perú es uno de estos países.
Nos encontramos a semanas de la segunda vuelta electoral. Tenemos dos candidatos de extremos que compiten por llegar a la presidencia. Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) afilan día a día los contenidos y mensajes para conseguir nuevos electores o tratar de conquistar al voto aún indeciso. Ambos candidatos, representantes de la izquierda radical y la derecha, respectivamente, tienen planteamientos de diversa índole, pero es poco o casi nada lo que se les escucha decir sobre la transformación digital. Es decir, sobre esa visión del Perú para ser un país moderno, eficiente, competitivo e inclusivo digitalmente. Como todos hubiéramos querido llegar a nuestro próximo Bicentenario.
Keiko Fujimori ha reiterado en varias ocasiones la “canasta tecnológica” para alumnos y maestros, así como su apoyo a los emprendimientos. Pedro Castillo, hace énfasis en la enseñanza y también anunció la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero su plan de gobierno carece de sustento y su equipo técnico es aún desconocido.
En los últimos años en el Perú se han sentado las bases para poder impulsar la transformación digital desde el sector público. Ha sido un proceso lento que recién está despegando. Y temo que este esfuerzo pueda revertirse en el corto o mediano plazo. Sí, debo reconocer que han habido procesos digitales muy interesantes, dignos de destacar, pero aún esto no se puede interpretar como una política pública transversal a todo el aparato estatal. Las fases de avances son muy desiguales entre las distintas entidades y no están conectadas. Cada quien avanza a su ritmo: lo vemos a nivel de ministerios, gobiernos regionales y gobiernos locales.
Las razones son varias para retrasar o aletargar estos procesos de digitalización, muchas de las cuales radican en la gestión administrativa, tales como:
a) No hay continuidad de las políticas públicas.
b) Alta rotación de autoridades y funcionarios públicos.
c) Desconocimiento de los temas digitales.
d) Resistencia al cambio.
e) Necesidad de modificar el mindset en la cultura organizacional.
f) Falta de presupuesto.
g) Carencia de una política de comunicación hacia la población.
Sin embargo, existe un gran factor que es indispensable para impulsar la transformación digital y que, lamentablemente, no siempre está presente. Es la voluntad política. Recae en la persona, en el líder o en la autoridad velar por la implementación de una estrategia digital, con un enfoque integral y que sea sostenible en el tiempo. No se trata de dar tabletas o enseñar a usar un programa online. Se trata de tener la visión para poder articular las políticas públicas, los servicios y los programas con la tecnología. Y dotar también a los funcionarios con habilidades y formación de capacidades para que ellos entiendan y se involucren en el proceso de digitalización y no lo sientan como algo externo a su labor.
Posiblemente, usted lea esto y diga: “En el Perú hay otras prioridades que atender”. Y yo le pregunto: “¿No cree en el inmenso retorno que nos traerá la inversión en digitalización en el país?” Nuestros candidatos políticos no deben desatender una política digital que nos traerá más inclusión e igualdad de condiciones; que habilita derechos y libertades; que empodera a la ciudadanía, que moderniza los servicios y trámites; que fomenta los emprendimientos y la economía digital; que propicia la transparencia y la probidad; que impulsa la innovación y modernización en los distintos sectores nacionales; que brindará eficiencia y progreso, entre muchos más aportes.
Además, queremos un país que compita en las grandes ligas internacionales, por eso es necesario que nuestro próximo gobierno no haga “borrón y cuenta nueva” de lo ya avanzado. Debe priorizar la inversión en infraestructura, garantizar el acceso a Internet y buscar formas alternativas de conectividad para las zonas más remotas. Esto será la base para lograr que la transformación digital se afiance en nuestro país y avance progresivamente desde el gobierno central, a las regiones y municipios. Es el presidente de la República quien debe mostrar esa voluntad política y quien debe comprometerse a que la transformación digital en el país despegue sin retorno.
Por Elaine Ford
* Elaine Ford es directora fundadora de D&D Internacional – Democracia Digital. Presidente de Internet Society Perú (2016-2021) y autora del libro “El reto de la democracia digital. Hacia una ciudadanía interconectada” (2019).
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