Ian Moche tiene 10 años y se presenta como “un niño autista que habla de autismo”. Desde los estudios de AM750 cuenta su historia y asegura que es un “activista” que busca hablar de esta neurodivergencia a lo largo de todo el país.

Como cualquier niño de 10 años, Ian está lleno de sueños y deseos del futuro. Así lo explica cuando le preguntan sobre qué quiere de grande. “Me gustaría ser una sociedad más amigable”, comienza la respuesta.

Después, sí, sigue con la enumeración personal: “De sueños propios, cuando sea grande quiero ser actorcantanteperiodistadiputado presidente”.

A Ian le confirmaron que tenía síntomas de autista cuando tenía tres años, cuando a los padres comenzó a llamarle la atención algunos comportamientos, como caminar en puntas de pie o repetir sistemáticamente las publicidades de la televisión.

Ahora, desde su propia experiencia, ayuda a que el mundo conozca de qué se trata el autismo. “Se cree siempre que los autistas son solamente niños que están solos que miran por la ventana. No es así. El autismo es mucho más que eso”, dice desde la radio.

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Luego, agrega: “Hay de todos tipos. Cada uno es distinto. Ninguno es igual al otro. Por eso, la otra mirada del autismo, tiene que ver con no usar el color azul, sino el arcoíris o el infinito. Esto significa que hay una cantidad enorme de autistas y cada uno es distinto”.

Los desafíos por resolver

Consultado sobre los desafíos por resolver, Ian contesta: “Yo quisiera que la gente aprenda que el autismo es nada más una condición que hace que nosotros percibamos el mundo de una manera distinta”.

En este punto, asegura que muchas veces “hay ignorancia de parte de la sociedad”. Y reconoce que “no es a propósito”, sino que tiene que ver “la falta de información que hay”.

Pero de cara al futuro, indica: “Como cada vez hay más información, cada vez hay más gente aprendiendo. Por eso creo que tendríamos que empezar por la empatía, que es algo importantísimo. Es lo que estamos pidiendo y lo que necesitamos”.

A lo que añade: “Se puede lograr mejorar con una ayuda de la sociedad. Porque la sociedad tiene que ser más amigable para entender a los autistas. Muchas veces hay un desafío desde lo sensorial. Podemos bajar los estímulos”.

Entre algunos ejemplos al acceso de cualquier persona, aclara que esto puede ser mediante la colocación de dispositivos que sirvan para comunicarse, o el uso de pictogramas que ayuden a la información de lo que va a pasar para así ayudar en la reducción de la ansiedad.

También, claro, apunta sobre el tema escolar: “En la escuela muchas veces ha pasado que me han tratado mal por no saber y otra parte por maldad y falta de empatía. Tengo problemas con la clase de educación física. Los autistas vemos en imágenes. Y la clase de educación física tiene que ser con deporte adaptado”.

Crédito: Radio AM750 / Página12