– Proponiendo una mirada holística acerca del Internet, hace algunas semanas nos referimos en un artículo al “Internet de Todo”, en donde la relación entre aparatos y personas debe ser equilibrada buscando integrar sistemas, dispositivos, personas, procesos, datos, proyectos y experiencias, impulsando conexiones de red más relevantes y eficientes, convirtiendo la información en acciones que creen nuevas capacidades, experiencias y oportunidades económicas.
Pero si bien, estamos convencidos de que la planeación de Internet debe hacerse desde la perspectiva del “Internet de Todo”, es innegable que la mayor presión sobre el ancho de banda lo ejerce el “Internet de las Cosas”, es decir, la red de objetos físicos a los que se tiene acceso a través de Internet.
¿Estamos preparados en América Latina para la masificación del “Internet de las Cosas”?
En pocos años prácticamente todos los aparatos que hacen parte de nuestra vida cotidiana estarán conectados a internet, desde un simple toma corriente, pasando por la nevera y lavadora, hasta complejos sistemas de domótica, además de los ya conectados computadores, tabletas, SmartTV y celulares.
Sin duda, viviremos en un mundo ultra conectado que nos permitirá controlar los equipos que nos rodean desde la nube.
Sin embargo, aunque pareciera ser maravilloso el futuro que nos espera, ese nivel de conectividad demandará una gran infraestructura tecnológica, especialmente para los proveedores de redes que con las actuales capacidades instaladas no podrán soportar esta demanda.
Transportar la data resultante del “Internet de las Cosas” será una tarea colosal en los próximos años, millones de equipos arrojando bits incuantificables será sin duda el mayor dolor de cabeza que deberán enfrentar las TELCOS, ISP y los Cableoperadores. Esto demandará grandes inversiones de dinero en tecnología.
La realidad es que, si bien para el usuario es muy emocionante, atractivo y útil tener decenas de aparatos y equipos conectados a la red, esta hiperconectividad es la principal preocupación de los proveedores de Internet, pues para soportar el “Internet de las Cosas” se requieren astronómicas inversiones de dinero en un negocio en el que los proveedores se están convirtiendo en simples transportadores de datos, con muy bajos niveles de retorno, desbordando todos los cálculos futuristas y requiriendo constantemente de inversiones adicionales no planificadas.
En el caso de los operadores de telefonía móvil la tecnología LTE (4G) se ha quedado obsoleta para soportar el “Internet de las Cosas”, pues las velocidades y capacidades de este estándar son limitadas, lo que obligará en poco tiempo a todas las TELCOS a incorporar el 5G como principal tecnología para el soporte de la Data Móvil y aunque aún no está estandarizada globalmente como norma, se estima que para el 2020 ya estará disponible.
En el caso de los operadores del servicio fijo de Internet, la fibra óptica se muestra como prácticamente la única tecnología que soportará la demanda de velocidad necesaria por usuario, provocando que las redes de muchas TELCOS se hayan quedado obsoletas sin que hayan finalizado las tasas de retorno de la inversión original, causando perdidas no previstas para muchos operadores.
¿Qué alternativas existen para viabilizar la penetración del “Internet de las Cosas”?
Los CDN sin duda se han convertido en un gran alivio tanto para operadores móviles como fijos, pues los Data Center permiten que la Data se aloje de manera local evitando colapsar el tráfico internacional y reduciendo los costos de Interconexión, pues alojan en las cabeceras de los proveedores gran parte de la data que los usuarios consumen, incluso en muchos casos compañías como Google proveen estos servidores sin costo adicional para el usuario, llegando a reducir en aproximadamente el 30% el tráfico Internacional constituyéndose en un importante paliativo.
Pero no todas las soluciones deben provenir desde lo tecnológico, pues se requiere un equilibrio entre tecnología y modelo de negocio, tal y como ha ocurrido con los operadores móviles que en la mayor parte de América Latina han finalizado los paquetes de tarifa plana y han pasado a nuevos esquemas tarifarios bajo demanda de tráfico, lo que tarde o temprano deberá llevar a replantearse los esquemas comerciales para servicios fijos, en donde deberá existir necesariamente un sobre costo para el usuario cuando la demanda de datos supere un techo en el consumo del servicio.
A nivel regulatorio es necesario que los gobiernos de América Latina definan nuevas políticas tendientes a viabilizar un Internet acorde con la realidad del presente, subsidiando costos de conectividad internacional, aumentando la capacidad de acceso, garantizando apropiación por parte de los ciudadanos y sobre todo, definiendo políticas que garanticen que el “Internet de las Cosas” será para el beneficio de toda la población y no una nueva tecnología de exclusión social.
Durante Andinalink Costa Rica 2018, estuvimos reunidos en el Hotel Barceló San José Palacio, con autoridades gubernamentales y regulatorias, al igual que empresarios, ingenieros, compañías de telecomunicaciones de toda América Latina, dialogando y reflexionando acerca del “Internet de las Cosas”, a través de cinco paneles académicos y de industria, los cuales estarán enfocados en: Regulación, Contenidos, Políticas Públicas, Tecnología y Nuevos Negocios, con la participación de expertos de todo el mundo, propiciando el debate de argumentos, conceptos, cifras y experiencias, con una mirada global acerca del futuro de la conectividad. Este será un escenario que nos permitirá construir modelos para la la masificación del “Internet de las Cosas”, ya sea a través de las políticas regulatorias o de los nuevos desarrollos tecnológicos e innovadores modelos de negocios.
— Gabriel E. Levy B. / andinalink
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