En el Perú, el principal reto de la mujer al asumir un rol en este rubro es: destacar profesionalmente en la especialidad médica de su elección.
La profesión médica, tanto en la formación como en el ejercicio, se fue organizando e institucionalizado de tal manera que hacia fines del siglo XVIII tenía una estructura bien jerarquizada. En medicina y en las demás actividades –comerciales, económicas, militares, náuticas, empresariales, artesanales, etc.- se hizo evidente la predominancia masculina en el rol ejecutor. Sin embargo, con el paso de los años las mujeres fueron ganando su espacio en la medicina.
De acuerdo con la Dra. Pilar Pozo García, docente de Gestión en Salud de la Escuela de Posgrado Wiener, actualmente, el número de mujeres que estudia medicina ha aumentado en un porcentaje igual o mayor al 50% de las promociones. Incluso, se ven más mujeres en especialidades que se consideraban solo para hombres como cirugía o neurocirugía. Además, se ha desarrollado mucho más en el campo de la administración y la gestión.
Respecto a la brecha salarial, la especialista explica que no hay diferencias en los sueldos pero sí en las oportunidades. “Antes, los jefes de servicios o de departamentos solían ser principalmente varones, sin importar cuan cualificada estaba una mujer médico. Incluso, en las entrevistas laborales, preguntaban cuántos hijos tenía uno y si pensaba tener más; o con quien dejaba a sus hijos durante las guardias. En el campo privado hay menos diferencias y a partir de los últimos 10 años se ven menos brechas de oportunidades”, comentó.
Por eso, la Dra. Pozo señala que en la realidad de la mujer médica vista en el Perú, los principales retos de la mujer al asumir un rol en el campo de la medicina son dos: crecer profesionalmente y mantener nuestro rol de madre/hija, es decir de apoyo en casa.
“Hoy en día que todo se mide por indicadores, número de consultas, número de pacientes atendidos por hora, la relación médico-paciente es una de las variables menos vistas; pero más necesitada por las personas, por tanto desde el punto de la calidad en la atención. Somos las mujeres con nuestra empatía y nuestra capacidad de ser “multitarea” quienes muchas veces solemos establecer mejores relaciones con los pacientes, lo cual nos ayuda muchas veces a mejorar la calidad de la atención e incluso a poder mejorar los demás aspectos de la gestión sanitaria”, agregó.
Finalmente, la docente de Gestión en Salud de la Escuela de Posgrado Wiener, indica que es importante seguir promoviendo la participación de mujeres en los diferentes campos profesionales y científicos. “Tener solo un punto de vista no ayuda, porque la investigación requiere discusión y planteamientos diferentes. Es por eso que es fundamental contar con mujeres y hombres en los grupos de investigación científica y en el campo laboral, respetando las diferencias de cada uno”, sostuvo.
- Rita Moura
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