Asexualidad, una orientación sexual poco conocida

La atracción sexual no se presenta porque no hay deseo de interactuar sexualmente con ninguna persona. No se trata de una enfermedad, sino de una orientación.


“¡Un exnovio me delató!”, pensó de inmediato la joven cuando leyó por primera vez un relato sobre asexualidad en una página web dedicada a la diversidad sexual.

Mientras leía el texto, Anahí Charles González sintió presión en el pecho y ansiedad tras pensar que lo que leía se refería a ella. Se puso de inmediato en contacto con la página para solicitar mayor información.

Anahí fue dirigida a AVEN, la Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad en México. También buscó información en grupos de Facebook y compartió con ellos sus dudas. Contó la relación que tuvo con sus exnovios y encontró coincidencias que, comenta, parecían señalar que ella era asexual.

“Todo indicaba que era una persona que formaba parte del espectro, pero no sabía en qué parte estaba. Pensé que era demisexual, es decir, que solo experimentaba atracción sexual si formaba un vínculo usualmente emocional con otra persona. De otra manera no hay forma de experimentar deseo sexual por ninguna persona”, comenta Anahí en entrevista con Newsweek en Español.

La joven explica que sí se sintió segura de poder mantener relaciones sexuales con su pareja porque estaba enamorada. Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta de que ni siquiera mantener un vínculo afectivo le provocaba ganas de tener relaciones sexuales.

En su adolescencia, Anahí se preguntaba por qué a sus amigas las atraían física y sexualmente los cantantes de la banda de música pop Backstreet Boys. “Yo sentía que ellas estaban en otro momento en donde yo no encajaba. Me consideraba diferente, pero no sabía qué sucedía conmigo”.

NO DESEABA TENER INTERACCIÓN SEXUAL

A los 15 años tuvo un novio por primera vez. Su relación duró diez años, y durante todo ese tiempo él le pedía que intentara intensificar el número de veces que mantenían relaciones sexuales para que el sexo le gustara.

“Sin embargo, a mí no me interesaban de ninguna manera las relaciones sexuales”, explica ella. “Yo le decía: ‘Ojalá que si vuelvo a nacer sí me pongan ese tornillo que se les cayó al ensamblarme’, porque por eso no deseaba tener interacción sexual”.

No obstante, para Anahí ser asexual no le ha impedido tener parejas que sí son sexuales. Para ello busca acuerdos en donde los dos resulten beneficiados. “Una vez al mes yo puedo tener sexo. No es algo que disfrute, pero tampoco me molesta”.

Hoy, a sus 35 años, entiende perfectamente lo que significa ser asexual y siente paz porque sabe que de ninguna manera ello es un trastorno como equivocadamente antes lo pensó.

“La característica principal de la asexualidad es que las personas que se identifican como tal experimentan poca o nula atracción sexual hacia diferentes grupos de personas o diferentes géneros”, explica Leonardo Díaz García, psicólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entrevistado por Newsweek en Español dice que, de acuerdo con las investigaciones científicas, la asexualidad se considera parte del espectro de las orientaciones sexuales.

Asexualidad
No todas las personas asexuales están negados al sexo. Algunas pueden mantener relaciones sexuales, aunque les sea totalmente indiferente. (Ilustración: Adobe Stock)

QUÉ ES LA ATRACCIÓN SEXUAL

Para ello, señala Díaz García, también se debe definir el concepto de atracción sexual, el cual es el conjunto de mecanismos internos del cuerpo que orientan a tener interacción sexual con otras personas. Estos mecanismos pueden estar orientados hacia personas del sexo opuesto, es decir, heterosexuales, y hacia personas del mismo sexo, homosexuales.

En el caso de la asexualidad, la atracción sexual no se presenta porque no hay deseo de interactuar sexualmente con ninguna persona.

La asexualidad tiene escalas. El también experto en psicología clínica y neurociencias explica que hay personas que no tienen ningún tipo de atracción sexual en ninguna circunstancia, y aquellos que llegan a tener una atracción sexual es únicamente cuando existe un fuerte lazo emocional previo —demisexuales.

En esta escala también se presenta la grisexualidad. “Aquí pertenecen las personas que también se consideran asexuales, pero que presentan poca atracción sexual y la pueden llegar a sentir con muy poca frecuencia”.

También hay personas que pueden tener nula atracción sexual, pero sí presentan atracción romántica. Estas personas son asexuales románticas. También habrá personas que sean asexuales y tampoco presenten atracción romántica, ellos son los asexuales arrománticos, señala el experto.

A su vez, indica Díaz García, cuando una persona es asexual, pero con atracción romántica, esta puede estar dirigida hacia personas del mismo sexo o del opuesto, es decir, homorromántico o heterorromántico o birromántico, en el caso de bisexuales.

SEXO TOTALMENTE INDIFERENTE

“Recordemos que no todos los asexuales estarán negados al sexo. Algunos pueden mantener relaciones sexuales, aunque les sea totalmente indiferente. Sin embargo, por su propio pie no tendrán actividades que los dirijan hacia el sexo.

“Por ello en una relación donde uno es asexual y el otro sexual, se debe preguntar cuál es la postura del primero frente a las relaciones sexuales. Porque puede estar abierto a tenerlas o puede estar negado completamente”, comenta el psicólogo.

“Vivimos en una cultura en la que presentar conductas sexuales tiende a ser no solo la normativa, sino que en algunos casos tiende a ser la regla. Por ello se tiende a ver a la asexualidad como una enfermedad o como una alteración orgánica. Algo como lo que en algún momento se les decía a las personas homosexuales.

“Ello genera un concepto social negativo y eventualmente esto provoca mayor dificultad a la hora del proceso de aceptación, razón por la cual es importante la divulgación periodística y científica sobre el tema para dejar de manifiesto que hablamos de una orientación sexual válida”, enfatiza el experto.

Una de las constantes en la asexualidad es que, a comparación de la homosexualidad que se puede descubrir incluso desde la infancia, esta puede permanecer oculta durante muchos años, añade el psicólogo Leonardo Díaz García.

DESCUBRIR UNA ORIENTACIÓN SEXUAL

A los 22 años, Julio César Juárez Guzmán comenzó a preguntarse qué significaba ser asexual, ello luego de ver un capítulo de la serie Doctor House. Sin embargo, el descubrimiento de su orientación llegó durante una relación sentimental donde su pareja comenzó a cuestionarle por qué no deseaba tener relaciones sexuales.

Lejos de considerar como posibilidad la asexualidad, la pareja recurrió a una relación poliamorosa. Ella salía con otra persona y él la comprendía al no sentir deseo sexual, pero lejos de ayudar la situación fragmentó la relación.

Después de aquella ruptura, Julio César decidió salir con otras personas. No obstante, cuando las personas buscaban tener relaciones sexuales, él se alejaba.

“Salía con una persona dos o tres veces y después prefería alejarme para evitar ese momento. Volví a ver aquel capítulo de la serie y comencé a investigar”.

Julio César conoció el grupo Asexuales México-ALAT y la primera reunión fue, recuerda, una catarsis, un descubrimiento que le costó digerir. Pero, también, un desahogo al saber que muchas personas pasaron por casos similares al suyo.

ABRIR MÁS LA MENTE

“Para muchos lo normal es lo que han vivido toda la vida y lo que el círculo social indica. Falta abrir un poco más la mente y dejar los prejuicios de lado. Lamentablemente, los cuestionamientos y descalificaciones también vienen del lado del LGBTQ+ porque parece que todo está muy sexualizado y lo que no está dentro de ese círculo hace que la empatía se esfume”, agrega Julio César.

El psicólogo Leonardo Díaz García añade que aun en esta época todavía hay profesionales de la salud que tienden a convertir las orientaciones en supuestas enfermedades. “Un ejemplo de ello es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta hace aproximadamente cinco años consideraba que ser transgénero era una enfermedad. Lo mismo puede pasar con la asexualidad. Si no se está actualizado como profesional entonces eventualmente podríamos caer en equivocaciones y causar un mayor daño”.

Lamentablemente, concluye Díaz García, “las investigaciones científicas más antiguas sobre la asexualidad tienden a ser de 2004. Estamos hablando de que llevamos solo 18 años de investigación con respecto al tema. Eso es poco tiempo”.

» Emma Landeros Martínez / newsweekespanol.com

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