Agua y Educación: Entre su asunción y el rechazo por el SISTEMA EDUCATIVO

Hace varias décadas:
El MED rozó tangencialmente el tema el siglo pasado, pero sin insistencia, con aproximación débil y métodos erróneos. Fue negligente en todos los tonos de la transparencia acuática, excepto por algunos programas como “Escuela, Ecología y Comunidad” (en alianza con la FAO) que intentaron basados en las características nacionales, como la amplia biodiversidad, relieve montañoso, la multitud de climas y ecosistemas, y sus características hidrológicas, poner al día la educación rural, en lo fundamental inicial, en algunos lugares de la sierra.
El programa se apoyaba en el manejo del agua por nuestros antepasados, que ha sido tremendo, gracias a la construcción de terrazas en las laderas de las montañas, la implementación de canales de riego y otras técnicas que de paso ayudaron a reducir los riesgos ambientales y a prevenir catástrofes y desastres.

Historia sucinta del abordaje del tema

Presencia del tema del agua asumido por el MINEDU en este siglo:
OTUPI: La primera vez que se asumió un enfoque global, que abarcaba diferentes aspectos conectados con los recursos naturales, su uso sostenible, los impactos socio ambientales sobre personas y ecosistemas, la visión de cuenca y la gestión de riesgos fue con la constitución del área de “Protección Ambiental y Prevención de Desastres” enmarcada en la OTUPI (Oficina de Tutoría y Prevención Integral), lo cual se realizó tras el derrumbe de la dictadura fujimontesinista, en marzo de 2001.

Fue una etapa feliz y sin contradicciones, tanto durante el gobierno de Valentín Paniagua como el primer período de Alejandro Toledo donde lo encabezaba Nicolás Lynch Gamero, ya que su viceministro Juan Abugattas, filósofo humanista y ambientalista creo condiciones para que actuase un grupo que sin ser numeroso empezó a tener presencia en los debates internos y en las orientaciones de oficinas y direcciones de la institución.

El proceso se quiebra durante las administraciones de Gerardo Ayzanoa del Carpio y Carlos Malpica Faustor, ya que los avances logrados no sólo son cuestionados sino reducidos en su manifestación.

Luego con Javier Sota Nada se retoma la iniciativa de pero no llega a plasmarse de forma adecuada, y aunque lo ambiental y el tema del agua son incluidos en la reestructuración que en esa época se lleva a cabo, solo con la constitución de una nueva Dirección en la administración aprista, que apoyada en la Ley de Educación Nª 28044, fusiona la Educación Comunitaria (Educación para Adultos que se realiza fuera de la institución educativa) con la Educación Ambiental, amparándose en el numeral 22 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú: el cual decreta que toda persona tiene derecho a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida, y por otro lado, en el Artículo 67º considera que el Estado determina la política nacional del ambiente y promueve el uso sostenible de sus recursos naturales, incluida el agua, la reacción en general es muy positiva y culmina con la creación de la DINECA

Presencia en EBR y plasmación curricular

Como hemos señalado las dos primeras décadas se caracterizaron por virulentas variaciones en los cargos políticos del MINEDU (en realidad como es habitual), la gestión de riesgos (y con ella el tema del agua) abandonó DITOE y se encargó al Programa de Educación Ambiental, primero bajo el ala del Viceministerio de Gestión Pedagógica y luego transferido a la DINESST (Dirección de Educación Secundaria y Superior Tecnológica), de Educación Básica Superior (a pesar de su indudable vocación transversal e integral).

Como era de esperarse los conflictos entre el Programa y la Dirección fueron frecuentes, ya que no se entendía que la educación ambiental y su conjunto de temas claves, el agua entre ellos, era un híbrido que atendía a la comunidad educativa, dentro y fuera de la misma, aceptaba al currículo pero con su toque mágico integral y transversal atravesaba y trascendía todo intento de sujetarla a la infraestructura, lo cual también era trasmutada en “arquitectura bioclimática” cuando era enfrentada por la educación ambiental que multiplicaba las opciones del uso y acceso del agua para los miembros de la comunidad educativa, expresado en el agua segura para el lavado de manos que previene enfermedades, agua potable para beber y cocinar, agua para regar las zonas verdes, etc.

No obstante, el agua aparecía en la práctica en casi todas las áreas curriculares, fuera de una manera o de otra, era evidente su vigencia en CTA (Ciencia, Tecnología y Ambiente) pero también en Sociales (considerada esencial para el desarrollo de la sociedad tanto como necesidad) y así sucesivamente; pero el agua que había empezado a ser un eje transversal importante del proceso educativo e incorporada en los objetivos esgrimidos por la Educación Ambiental fue enlentecida y hasta detenida durante las administraciones de Ayzanoa y  Malpica.

Con la reestructuración reiteramos que volvió a tener vigencia, tanto que durante el período aprista estuvo por un tiempo primero bajo la Dirección Nacional de Educación Ambiental y Comunitaria – DINECA, y luego por la Dirección de Educación Ambiental y Comunitaria – DIECA, formando parte del quehacer cotidiano del MINEDU.

Cuando parecía que había llegado para quedarse fue un impacto que el anuncio lanzado por la ministra Patricia Salas de hacer desaparecer los transversales y que los ambientalistas y activistas de la sociedad civil considerábamos una baladronada se convirtiera en una realidad en la administración de Jaime Saavedra, quedamos consternados y comprobamos que el tema del agua y su cobertura de educación ambiental fue lanzada con violentos traspiés el exilio, tras la concreción de las políticas neoliberales, que entronizaban en definitiva la preponderancia de las áreas instrumentales (matemáticas y comunicación) sobre todas las demás, consumándose la desaparición de las áreas transversales, que le dan cualidad y vida al proceso educativo, interpelan la realidad local y proponen salidas a la crisis global por la que cruzamos, en beneficio de una educación básica, homogénea y que no da respuesta a las juventudes del país.

La candidata presidencial Verónika Mendoza encabezo un grupo de parlamentarios (entre los cuales estaban Manuel Dammert y Jaime Delgado) que cuestionó la errónea decisión tomada por el ministro, pero no fueron escuchados.

Queremos cerrar señalando que durante tres lustros un grupo de técnicos del MINEDU enarbolaron una ambiciosa intención que se quería implementar para mejorar la educación nacional y que consistía en desplegar de manera simultánea varias acciones:

  1. Un Currículo muy avanzado, que primero reducía las áreas a seis: dos instrumentales (matemáticas y lenguaje) y cuatro formativas: ambiental, trabajo, persona y sociedad; en el 2001 estuvo vigente, aunque no por mucho tiempo (donde el agua era una de las líneas de desarrollo fundamentales, en una aproximación al manejo de cuencas) y luego las sublimaba para navegar en libertad guiados por los proyectos basados en los intereses de los niño(a)s, y apoyados por grupos multidisciplinarios de docentes.
  2. Un camino que podemos resumir en IEMA; Imagen panorámica (frescos que permitían la expansión continua del tema), enfoque holístico (que atendía a la multiplicidad sin descuidar las prioridades), metodología sistémica (convergencia de micromundo, macromundo, mesomundo, con el talante de Chardin) y actitud proactivo-prospectiva que permitía enlazar prospectiva con iniciativas novedosas que crearan espacios para atravesar de modo colectiva.
  3. Un cambio de paradigma educativo, que por medio de la educación ambiental con su transversalidad, desarrollo sostenible local y regional basado en vegetales domesticados en Perú (recordemos que somos Centro de dispersión Vavilof), megadiversidad, manejo de cuencas, hidrosolidaridad y cultura del agua, constituyera una opción educativa rica e ingeniosa, basada en la implementación de PEAI: Proyectos Educativos Ambientales Escolares Integrales, que involucraran a toda la comunidad educativa, sustentadas en una PNEA (Política Nacional de Educación Ambiental) que llegó a convertirlos en obligatorios en diciembre 2012.
  4. Una educación sustentada en principios ecoambientales, que fueron recogidos en la PNEA y que componen una sinfonía de amor a la vida, la naturaleza y la humanidad: • Respetar y proteger toda forma de vida (principio de equidad biosférica). • Asumir los impactos y costos ambientales de su actividad (principio de responsabilidad). • Valorar todos los saberes ancestrales que son expresión de una mejor relación ambiental entre el ser humano y la naturaleza (principio de interculturalidad) • Respetar los estilos de vida de otros grupos sociales y de otras culturas, fomentando aquellos que buscan la armonía con el ambiente (principio de coexistencia). • Trabajar por el bienestar y seguridad humanos presentes y futuros basados en el respeto de la herencia recibida de las pasadas generaciones (principio de solidaridad intergeneracional). (ver DS 017 – 2012 – ED / pág. 14-15)
  5. Finalmente, cerraron la DIECA separando lo que debería estar ligado, crearon una Oficina para que se ocupara de Gestión de Riesgo porque lo exigía la ley y convirtieron lo que quedaba de Educación Ambiental en un apéndice de EBR, le quitaron las garras y los dientes y la dejaron reposar es ese agujero negro que devora todo lo que le echan y no devuelve nada, para que fuera desapareciendo sin convulsiones.

→ Luis Bolaños