♦ El miércoles 27 de enero, se cumplen 2 años de la partida física del poeta Tulio Mora, que para los horazerianos son los dos años del nacimiento de su eternidad. En el siguiente texto, el poeta Jorge Pimentel lo recuerda como el amigo y aliado que lo acompañó en esta extraordinaria aventura literaria llamada Hora Zero. Acompañan al mismo, una foto de Tulio Mora, Eloy Jáuregui, Sebastián Pimentel (niño) y Jorge Pimentel, en los días aurorales del movimiento que cambió la historia de la poesía latinoamericana. Honor y gloria para Tulio.
TULIO ANÍBAL MORA GAGO
→ Escribe: Jorge Pimentel
He escrito muchas veces este texto en sueños mientras dormía. Lo tenía terminado en mil noches, en mil días, soñándolo. Pero al despertar no tenía nada, ni me acordaba de nada.
Pero como un pozo esta historia está llena de agua, de agua pura.
Todo empezó hace cincuenta años una tarde o una mañana, no estoy seguro.
Año 68 o 70. Acabábamos de publicar la revista del Movimiento Hora Zero y los poetas caminábamos radiantes por la callecita que daba al cine Colón, cruzando el Bar Queirolo, y por allí pasaban los colectivos que te llevaban a Miraflores, donde estaba puntualmente a las 12 de la noche un emolientero famoso por sus hamburguesas sumergidas en un recipiente enlosado donde hervían la salsa roja y las cebollas a más no poder. Todo el mundo recalaba reclamando por derecho propio estos potajes que recomponían el cuerpo después de un día agitado entre cervezas y rones. Sin embargo, esas riquísimas hamburguesas, para sorpresa nuestra, descubrimos años más tarde que no eran otra cosa sino cartón corrugado, que hervido al máximo calor posible, mágicamente, se convertía en carne.
En ese mismo pasaje, un día de esos, a las doce, nos encontramos con los poetas de Estación Reunida que iban hacia el Queirolo, y nosotros por la vereda de enfrente íbamos al Palermo, a entregar el primer número de la revista de Hora Zero en el kiosco del padre del poeta Eloy Jáuregui, llamado Don Néstor Jáuregui.
La escena fue así: Tulio se aparta de su grupo y yo del mío, y en medio de la calle nos saludamos diciéndole “acabamos de sacar el primer número de la revista de Hora Zero”, el cual se lo regalé, quedando en vernos después. Fue así como nos conocimos.
Luego de ese primer encuentro casi salido de una película como West Side Story, cuando se encuentran dos bandas callejeras, continuamos nuestro camino hacia el Palermo, cuando de pronto en plena Plaza San Martín se apareció otro grupo; era el gran Pablo Guevara, su esposa Hanny y sus amigos que iban con rumbos distintos. Fue un encuentro algo incómodo, porque al solicitarme también la revista se iba enterar que lo habíamos condenado a la pena capital a él y a casi toda la poesía peruana en nuestro Manifiesto Palabras Urgentes. Y en esa condena estaba sin duda nuestro querido Pablo Guevara. Acababa de regresar de Europa, estaba feliz, lo demostraba en su rostro y en el de su hermosa esposa.
Pero les cuento que, meses después, Pablo militó en Hora Zero por años, aun cuando esa es otra historia.
Volviendo a Tulio Aníbal Mora, con esos dos nombres de guerreros, no cabía duda alguna que sería miembro de Hora Zero.
Y CÓMO FUE, RESUENA LA VOZ DE BENNY MORÉ
Ya habíamos convulsionado el horizonte de la poesía y la cultura, mientras el Partido Comunista nos acusaba de agentes de la CIA, por criticar a sus poetas en el Manifiesto.
Por otro lado, Caretas, Oiga, todos los diarios y revistas querían entrevistarnos, y sólo por escribir el Manifiesto Palabras Urgentes. No voy a hablar de lo que sucedió después activismo, miles de recitales, en Lima, provincias y en los emergentes Pueblos Jóvenes. Cientos de poetas de todos los confines del país, militando en Hora Zero y liándonos a puño limpio en bares, calles y donde fuera menester.
MOVIMIENTO HORA ZERO CONCENTRACIÓN BAR QUEIROLO PARA MARCHAR HACIA LA PLAZA SAN MARTÍN, EN EL MITIN ORGANIZADO POR IZQUIERDA UNIDA CONTRA EL GOBIERNO DE MORALES BERMÚDEZ
Esa fue la consigna para reunirnos todo Hora Zero hacia la marcha. Esta empezaba a las siete de la noche, pero Tulio dijo que la concentración debía ser en el Queirolo a medio día. Puntuales, bajo la mirada atenta de Oscar Queirolo, que nos fiaba por su estimación a todo Hora Zero y en especial a Tulio. Vinieron las primeras cervezas, acompañándolas de los cubiletes, llegaron los poetas, los pintores y los músicos, mientras alguien levantaba la mano exclamando “mozo media res”. Ya iba siendo las cinco de la tarde, la hora en que mataron a Lola, según Miguelito Burga y la hora de García Lorca… a las cinco de la tarde.
Pero a las cinco de la tarde, ya con la alegría bien exaltada Tulio dio la orden para armar la pancarta, para dirigirnos al mitin en la Plaza San Martín. Resulta que al costado del Queirolo había una antigua carpintería, a la cual le pagamos 50 soles de oro de aquella época, pasando el sombrero en el Queirolo, para confeccionar la gigantesca pancarta consistente en dos largos palos y una enorme sábana blanca, donde se leía: “POR UNA POESIA QUE DESTRUYA A LA BURGESIA”. Siendo la hora avanzada, Tulio se colocó en el brazo un brazalete de tela roja en el ante brazo y se confeccionó un palo como defensa. A las seis y media de la tarde salimos del Queirolo incentivados, cual iluminados justicieros, con Tulio a la cabeza, flanqueado por los que alzaban la banderola, es decir por Eloy Jáuregui y el que narra. Por detrás de la banderola había no menos de veinticinco a treinta poetas y artistas desfilando hacia la Plaza San Martín, donde nos colocamos en lugar preferencial al medio de la plaza. Al vernos, las demás organizaciones se hicieron a un lado, asustados, incrédulos, ya que sus banderolas tenían consignas políticas como “abajo el régimen dictatorial” o “basta de represión”, mientras que la nuestra inspiraba temor y nos miraban cual si fuéramos demonios salidos del averno llamado Queirolo.
Como anécdota Tulio ponía orden blandiendo su palo y exclamando “déjense de pendejadas y pónganse firmes carajo hay que seguir”.
REGRESO AL CUENTO
Era mi cumpleaños y nos encontramos con Tulio después que leyó la revista que le regalamos, esto era cuando vivía en yo en Francisco de Zela. A la semana de eso, Tulio me invitó a su casa. Vivía en Magdalena y quería enseñarme un poema que escribió. Allí pude conocer a toda su hermosa familia, luego de lo cual nos fuimos caminando a un bar, pues quería que leyera un poema que escribió. Creo que fue el primer poema que escribió y que trataba sobre un predicador. Lamentablemente, este muy buen primer poema se perdió.
Volviendo a mi cumpleaños, nos fuimos juntos a las Galerías Boza, a la tienda de discos de Héctor Roca, donde me regalé un long play de Grand Funk. Y le dije a Tulio escoge otro disco, y él escogió a los Chalchaleros. Con los dos LP fuimos a una bodega donde compramos un pisco Demonio de los Andes.
Tulio Aníbal Mora Gago viajó mucho. Acá la cosa no andaba bien y se marchó. Y me escribía.
POSTAL DE TULIO
«Muy Querido Loco: Elegí la mejor postal para ti. Tamayo, claro. La Serpiente Emplumada. Me escribió el zambo Verástegui, ya le mandaré unos libros. ¿Qué hace HZ internacional? Que yo sepa nada. Hay que obligarlos a trabajar (que puteen como sea carajo) y a trabajar como se estila en el Perú: sin ningún cobre en los bolsillos con todo el destino de culo pero con la certeza que se está haciendo algo bueno. Saludos a todos. A Guaracha. A Plus. A Pilar a tú mamá y a los niños. (Firma) Tulio 5 de junio de 1977».
Tulio viajó mucho. Nos escribíamos constantemente, nos animaba a seguir peleando, hasta que regresó de México en 1977 y se quedó definitivamente en el Perú.
CARTA DE TULIO
“Querido Jorge: Aquí estamos, aquí te queremos y respetamos eternamente hasta que mis bolsillos volteen la lengua llenos de tierra y flores y musgo y dos epidermis arrugadas de doce muchachas; aquí siempre habrá oportunidad para asombrarnos de ti. Has lo que tienes que hacer por HZ, en ésta máxima oportunidad rompe vasos tírate de cabezazos pero deja una tremenda parte en este gran documento de HZ que es nuestro manifiesto del 1 de Mayo. Es seguro que nos quedaremos ya sin aliento. No hemos hecho otra cosa estos años sino vivir este momento; ya ésta comenzando ya ésta alumbrando el asunto. Enrique se ésta sacando la mierda y ya presentó su tremendo aporte; yo tengo varios escritos que combinaré unos aquí y otros allá, para meterme a fondo, aunque me saque la mierda la cosa doméstica, que me da tranquilidad, pero lo haré. Este es el mayor riesgo en que se ha metido HZ, dar su autoridad sobre todo Latinoamérica ¿te parece poco? No sin razón dice Enrique que este es un trabajo digno de un cíclope fabuloso. HZ es el segundo cíclope fabuloso que ha surgido en Latinoamérica (después del vanguardismo) y el primero que pisa la alfombra nuevecita del año 2000, chúpate esa”.
EL DÍA QUE TULIO REGRESO DE PARÍS
Resulta que José Carlos Rodríguez-Najar, gran poeta horazeriano, le consiguió un pasaje de regreso de París a Lima, en esos aviones de la FAP que traían repuestos de avión, y le dijo a Tulio si quería el pasaje hacia Lima, y gratis, porque el tío de José Carlos trabajaba en la FAP y Tulio dijo sí, pero el regreso fue con el avión dando la vuelta al mundo mientras tenía como almohada una llanta de avión. Pero leyendo a Ezra Pound. Atravesó medio mundo hasta llegar a Chimbote, y el chofer le dijo “dónde lo dejo joven”, en el Wony contestó Tulio.
Recuerdo que estábamos en el Wony tomando cervezas a las diez de la noche (había pasado un año del viaje de Tulio) mientras el gran Carlitos Ostolaza, pintor maravilloso, se rompía botellas de cerveza chicas en la cabeza mientras conversaba con otros artistas. Cuando de repente para un carro en la puerta del Wony, y en su parrilla se leía “Lima Chimbote Lima”, y cuál sería nuestra sorpresa cuando Tulio baja del carro con su gorro azul, su sacón azul de marinero, y su mochila. Allí, en ese momento, Tulio fue raptado y desaparecido por varios días. Tanto lo queríamos a Tulio, todos lo quisimos, todos lo queremos.
Qué de noches qué de días qué de bares qué historias maravillosas qué conversaciones tan lúcidas de poesía y sólo de poesía caminando cincuenta años con Tulio Mora, día y noche.
Les juro que no es aburrido, nunca fue aburrido. Les juro que ahora sí estoy aburrido, aburridísimo porque ya no tengo esas conversaciones. Ahora camino a pedazos, sin mi gran hermano total, el gran poeta TULIO ANÍBAL MORA GAGO.
Lima, setiembre de 2019.
(Publicado en la Revista Vuelapluma)
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