Lecciones y DESAFÍOS hacia el 2021 #Educacion #Peru


Los estudiantes de hoy podrán contarles a sus hijos que vivieron y estudiaron en el año de la gran pandemia, el 2020, probablemente el único año de inicios del siglo XX que aparecerá en los libros de historia universal. En el Perú podrán además contar que vivieron una gesta que los bautizó como la “generación del bicentenario”, en una historia de la cual aún no tenemos el desenlace.

¿Qué lecciones de vida, qué aprendizajes sacamos de lo vivido en este año? Esa es la primera pregunta que todo estudiante, docente, familia, poblador del Perú tendría que responder como base para prepararse a lo que vendrá el año próximo. El Proyecto Educativo Nacional al 2036 en sus 4 propósitos nos orienta a identificar los 4 aspectos en los que podemos hacer esta evaluación de aprendizajes.

¿Qué hemos aprendido en términos de ciudadanía, bienestar socioemocional, equidad e inclusión, competitividad, bienestar y producción de conocimiento?

La comunidad docente de cada institución educativa es la llamada a realizar este proceso de metacognición, de explicitar aprendizajes que provienen de la relación remota con sus estudiantes, pero también de las vivencias en la familia, en la televisión o internet, en la convivencia en el barrio o comunidad rural.

La pandemia nos ha ratificado lo que en muchos casos se había olvidado: el proceso de enseñanza-aprendizaje ocurre en tres espacios: la escuela, el mundo digital y de la televisión, la familia y la comunidad. Con ello cobra importancia el rol de producción de saber en la escuela donde se articulan los aprendizajes de los otros dos espacios y muere el rol de entregar información y contenidos. Sobre esa base hay 4 aprendizajes que se deberían capitalizar para el año 2021 y en adelante:

  1. Tiene más éxito una institución educativa donde las experiencias de aprendizaje se enfocan a trabajar con experiencias o proyectos de aprendizaje centrados en contenidos locales y de interés del estudiante, así como en dimensiones del currículo tradicionalmente subvaloradas como la formación ciudadana y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
  2. Tiene más éxito una institución educativa que ha podido organizar su propuesta curricular y aprovecha Aprendo en Casa como un recurso que fortalece esa propuesta.
  3. Tiene más éxito una institución que se ha organizado para trabajar en equipo, donde los docentes se distribuyen las tareas de diseñar experiencias, acompañar y retroalimentar el aprendizaje, atender socioemocionalmente a sus estudiantes, cumplir con la burocracia estatal. Y esta organización ha servido para atender con flexibilidad a los estudiantes en la diversidad de horarios que ello ha demandado, sin agobiar de trabajo a los profesores.
  4. Tiene más éxito una institución donde se ha valorado el rol activo de las familias, no para ayudar a las tareas del estudiante sino para provocar un aprendizaje intergeneracional convirtiendo el “Aprendo en Casa” en un “Aprendo en familia”.
  5. La televisión y la conectividad pueden ofrecer oportunidad de aprendizaje y de entrega de contenidos de una forma más ágil y atractiva que potencia la labor del docente y no la sustituye.

La ruta del 2021 entonces supone apoyar a todas las instituciones educativas a fortalecer esas tendencias de éxito porque son las que permitirán generar instituciones resilientes que podrán responder mejor al escenario de imprevisibilidad que va a caracterizar el año 2021. Lo más probable es que en el Perú no se tenga acceso a la vacuna y habrá que iniciar un retorno a clases presencial o semi presencial asegurando bioseguridad y flexibilidad para la atención educativa no solo por razones de prevención ante el virus sino porque la crisis económica seguirá afectando a muchas familias.

Para la política pública la lección principal del 2020 ha estado en valorar las experiencias que vienen “de abajo” desde las instituciones educativas y los gobiernos regionales. El Ministerio de Educación está haciendo un rápido aprendizaje de un rol que habilita la respuesta local y asegura condiciones.

En ese sentido, dos objetivos indispensables de la política educativa serán el cierre de brechas educativas e impulsar la renovación pedagógica. Es indispensable recuperar los recursos presupuestales que permiten el buen funcionamiento de la educación en ámbitos rurales y poblaciones más vulnerables, organizar una estrategia intersectorial que apoye, hasta la secundaria, con alimentación escolar, atención de salud, bonos económicos para la producción local, protección y seguridad.

Es igualmente indispensable hacer de cada escuela un lugar de aprendizaje retador e inspirador para los estudiantes, una escuela que al renovarse se vuelve atractiva, segura y donde los estudiantes aprenden a estudiar con autonomía. Así, el 2021, año del bicentenario de la independencia podrá ser uno en el que aprendimos que en la adversidad podemos hacer crecer ciudadanía.

Martín Vegas Torres
coordinador del programa UNESCO-Horizontes de secundaria rural


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Fuente: TAREA informa