♥ Luca Santini comenzó su lucha contra Amazon y otras compañías tras cerrar su librería en 2013. Ahora, cree que la pandemia es una oportunidad, porque la gente está redescubriendo la pasión por los libros
— Entre la incertidumbre y la esperanza puesta en la venta digital: así se celebra el Día de las Librerías el año de la pandemia.
Cual caballero andante, Luca Ambrogio Santini recorre Milán en su bicicleta de carga roja entregando libros a domicilio. Lo llaman, con cariño, el «Don Quijote de los libreros«.
«Don Quijote fue a luchar contra los molinos de viento”, dice Santini en referencia al protagonista de la novela clásica de Miguel de Cervantes. “Mis molinos de viento son los vendedores online de esas monstruosas multinacionales… innombrables para nosotros, los libreros independientes».
Este expropietario de una librería suspira antes de pronunciar un nombre: “Obviamente, Amazon… Hago casi lo mismo que ellos y muchas veces soy más rápido”. Santini libra su batalla contra los gigantes de Internet desde 2015, cuando se convirtió en el primer librero italiano que repartió a domicilio.
Su proyecto se llama LibriSottoCasa (Libros en la puerta). Santini coloca la mercancía en una caja de dos metros cuadrados que coloca en la parte delantera de su bicicleta y luego la entrega a sus clientes en los distritos del sur de Milán. Hasta el inicio de la pandemia de coronavirus, participaba en ferias de libros y otros eventos. Ahora, con esos eventos cancelados, sobrevive con las entregas a domicilio.
Para él, la pandemia se ha vuelto una oportunidad, porque al pasar más tiempo en casa, la gente redescubre la pasión por los libros. «Algunos clientes han contado cuántos libros han leído desde marzo, y las cifras son llamativas«.
Durante 20 años, Santini fue propietario de una librería en el Largo Mahler de Milán, frente al auditorio que alberga la Orquesta Sinfónica Giuseppe Verdi, lo que hizo que su negocio fuera especialmente popular entre los que buscaban libros de música especializados. Pero se vio obligado a cerrar en 2013 cuando el negocio se volvió económicamente insostenible.
«Fue una gran experiencia y me fue bien», dice Santini. «Pero las cosas se complicaron con la llegada de la competencia online, el descenso general en la lectura de libros y la crisis financiera de 2008. Lo intenté y lo intenté, y la gente del barrio también organizó iniciativas para apoyar la tienda, pero tuvimos que cerrar».
Mientras daba vueltas a qué hacer con su vida, Santini descubrió que podía pedir una licencia de vendedor ambulante. Y así se convirtió en el primero en solicitar una para la venta de libros. «Siempre he ido en bicicleta por la ciudad, así que decidí probar«, explica.
La gente puede hacer su pedido a través de la página de Facebook de Santini o enviándole un mensaje en WhatsApp. Pueden pagar online o en efectivo.
Santini es también uno de los 2.000 libreros de toda Italia que acaban de unirse por un objetivo común: desafiar a Amazon creando una plataforma online propia, Bookdealer.
La empresa es la primera de su tipo en Italia y permite al comprador buscar libros y localizar la librería más cercana. También pueden visitar virtualmente las tiendas antes de comprar por Internet y pedir la entrega a domicilio. La iniciativa es particularmente útil para quienes viven en zonas donde las librerías han cerrado, ya que tienen acceso a comercios que están más lejos. Los clientes también pueden pedir el tipo de consejos que normalmente les daría un librero tradicional.
Queda mucho camino por recorrer antes de dar la batalla por ganada. Santini cree que lo que los diferencia de los gigantes tecnológicos es el factor humano.
“Bookdealer comenzó a funcionar a finales de agosto y cada vez más gente se pasa a esta opción», explica. “Puede que no tengan el descuento que lograrían en Amazon pero sí tienen un servicio bien asesorado, profesionalidad y la posibilidad de hablar con alguien experto en libros”.
El hecho de que haya gente usando el servicio es ya una señal positiva, especialmente después de que a principios de 2020 se hiciera público que en los últimos cinco años han cerrado 2.300 librerías en toda Italia. En ese momento, Paolo Ambrosini, presidente de la Asociación Italiana de Libreros, criticó al Gobierno por no hacer lo suficiente para apoyar al sector frente a la competencia online.
Santini cree que la pandemia ha ayudado porque la gente se ha dado cuenta de la importancia del comercio local. “Se está mostrando un tipo de solidaridad muy concreta. La situación aún no es fácil para muchos, pero la relación personal ayuda a que la gente se sienta unida a nosotros”.
Angela Giuffrida
Roma / eldiario.es
Traducido por Alberto Arce
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