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Jóvenes y de derecha: el nuevo perfil electoral que redefine las elecciones en el mundo

    Alpinchismo

    ¿Qué está llevando a los jóvenes varones a derechizarse cada vez más, un fenómeno que se observa con claridad en los resultados electorales de diversos países?

    El efecto de las redes sociales y la pandemia

    Durante la pandemia los jóvenes no se hicieron mejores en términos de que aquella situación de vulnerabilidad compartida los moviera a una subjetividad más solidaria y de responsabilidad hacia el otro y la otra. Tendió a ocurrir lo radicalmente contrario: se volvieron más reticentes a creer en la evidencia, en la información oficial contrastada y a ver en el otro diferente un igual. Las plataformas digitales, cuyo uso entre las poblaciones juveniles creció exponencialmente durante la situación de encierro que generó la covid-19, se constituyeron en el lugar donde hombre varones en edad juvenil encontraban la «verdad» de lo que estaba pasando.

    En ese contexto, muchos propagandistas de ultraderecha pasaron de pintorescos personajes de redes a figuras de peso político. Porque en el paradigma comunicativo de las redes sociales lo que se necesita para ser políticamente viable es instalarse en el flujo digital (Borisonik, 2025).
    Así, se formaron comunidades digitales constituidas por millones de jóvenes varones que procesaron sus miedos y pérdida de posiciones mediante la difusión de teorías conspirativas, discursos de odio y siguiendo figuras que les llamaban a reivindicar su masculinidad «amenazada».

    En esos circuitos digitales de ultraderecha es que nacieron los Milei y se reimpulsaron los Trump, Le Pen, Vox y Bolsonaro.

    Las principales víctimas del capitalismo neoliberal

    Los jóvenes de hoy ya viven y seguirán viviendo peor que sus padres. Esta tendencia es muy marcada, especialmente, en los países del norte global y entre las clases medias de naciones emergentes.

    En términos de acceso a vivienda, capacidad ahorro y estabilidad laboral los jóvenes de hoy enfrentan un mundo realmente sombrío. No tienen certezas de prácticamente de nada.

    Al tiempo que la ideología liberal-libertaria dominante les invita a procesar esa precariedad mediante el emprendedurismo e «inversión en uno mismo».

    De hecho, eso de los «criptobros» (sic), precisamente de moda entre jóvenes varones, lo que expresa es más bien una desesperación de poblaciones que a través del trabajo real no ven vías posibles para prosperar en este capitalismo financiriazado cada vez más concentrado.

    A esta precariedad se suma el golpe de la inflación.
    La inflación es un predictor de ultraderechización porque por lo que implica en términos de destruir la estabilidad y fomentar la competencia del último contra el penúltimo hace que la gente deje de creer en lo colectivo. Y que vea la política como algo útil.

    Todo esto, asimismo, implica que los jóvenes varones, a quienes culturalmente se les sigue exigiendo que sean proveedores y ganadores, hayan sido muy golpeados en su orgullo durante este periodo de pandemia, inflación y descrédito de las instituciones. De modo que se están ultraderechizando no porque vean en los Trump y Milei algo superior, sino porque tales figuras reaccionarias les prometen destruir esas instituciones que nunca les garantizaron certezas.

    Una reacción a ciertos errores del feminismo

    Hay un feminismo identitario que tiende a presentar al hombre en sí como opresor con poder.

    Esto ha sido un grave error por dos razones fundamentales. Uno, porque desconoce que la condición de hombre como tal no es lo que otorga poder dentro del marco capitalista, sino la condición de clase.

    Un hombre pobre, racializado o de clase media modesta no tiene ningún poder. De hecho, cualquier mujer rica que forme parte de los circuitos de poder es más opresora que él. De modo que cuando esto no se tiene en cuenta se validan las estructuras de poder que son las que realmente fomentan la opresión, exclusión y agresión a la mujer por ser mujer.

    Segundo, cuando en un contexto de precariedad entre jóvenes varones se instala un discurso que los define como opresores, pues es normal que busquen alternativas de identificación política en sectores reaccionarios que les venden la idea de que el culpable es el de más abajo: el migrante, la propia mujer, el no blanco, etc.

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    Elvin Calcaño Ortiz
    @elvin_calcano24